La Lonja de Palma, un tesoro gótico en el corazón de un barrio ‘trendy’
Historia, arte y arquitectura se dan cita en uno de los edificios civiles más bonitos de la isla de Mallorca: La Lonja (‘Sa Llotja’), mandado construir por el arquitecto mallorquín Guillem Sagrera en 1426. ¿El resultado? Una verdadera obra maestra del gótico civil que te cautivará tan pronto atravieses sus puertas.
A través del agradable Paseo Sagrera, que discurre frente al muelle y está flanqueado por palmeras y zonas ajardinadas, se llega hasta La Lonja, antigua sede del Colegio de Mercaderes considerada Bien de interés cultural. La intensa actividad de comerciantes en el puerto durante el s.XV motivó la creación de esta asombrosa construcción, de planta rectangular y cubierta de bóvedas de crucería. Su interior, funcional y elegante a partes iguales, te sorprenderá por sus grandes ventanales, que proporcionan una iluminación excepcional, y la forma de sus pilares, que se elevan hacia el cielo como si fueran palmeras de piedra. Solo un jardín separa La Lonja del Consolat de Mar, otro edificio singular, sede de la Presidencia de Baleares. En los alrededores, también podrás visitar el Palacio Real de La Almudaina y la emblemática Catedral, con la que guarda algunas similitudes, como la incrustación de los nervios de los arcos en los muros.
La Lonja ha vivido diferentes épocas a lo largo de su historia. De sede comercial en sus orígenes, pasó a ser almacén de mercancías y pólvora en siglos posteriores y también cumplió la función de hospital y prisión antes de acoger eventos populares como el Carnaval en el s.XIX y, en la actualidad, exposiciones de diversa índole con carácter ocasional.
Ocio y gastronomía en una atmósfera medieval romántica
Alrededor del monumento de La Lonja se extiende el vibrante barrio del mismo nombre, repleto de calles empedradas que te transportarán a otra época. Sereno durante el día y animado al caer la noche, este barrio es de los más populares por su rica oferta gastronómica y su proximidad con las mejores tiendas.
Tanto en la Plaza de la Drassana como en la calle dels Apuntadors encontrarás el mejor ambiente y numerosos locales donde comer, tomar unas copas o disfrutar de la vida palmesana nocturna. Además, en el Paseo Sagrera, que también brinda acogedoras terrazas que invitan a hacer una pausa, se celebran puntualmente ferias y mercados artesanales que comparten espacio con esculturas icónicas de la ciudad: Ramon Llull (1967), Rubén Darío (1951), El Geni de les illes (1986) o Palma (1999), entre otras.
Categorías: location
Deja un comentario