¿Tienes solo un día para descubrir los tesoros de Palma? La capital mallorquina posee un magnetismo que enamora. 24 horas son suficientes para hacerse una idea de sus principales encantos, si bien querrás programar una nueva escapada sin prisas para abarcar otros muchos tesoros que te verás obligado a descartar por la falta de tiempo.
La mañana es un buen momento para perderse por el casco histórico de Palma, donde encontrarás un tesoro arquitectónico y cultural a cada paso. Te recomendamos fijarte muy bien en la cantidad de casas señoriales y modernistas que pueblan las calles empedradas del centro. La Catedral (‘La Seu’ para los mallorquines) es sin duda la joya de la corona y te sorprenderá desde cualquiera de sus ángulos. Este templo gótico está considerado uno de los más espectaculares del mundo por su situación extraordinaria frente al mar (su silueta se refleja en el Parc de la Mar) y por su amplitud y luz interior, con un espectacular rosetón de 11 m de diámetro (el mayor del gótico).
A los pies de la Catedral todavía se conserva un tramo de la muralla medieval que protegía la ciudad y donde el arquitecto Elías Torres encargó la construcción de un teatro al aire libre: Ses Voltes, hoy en día un espacio cívico abierto a la ciudadanía. Si la Catedral define el skyline de Palma, el Palacio de la Almudaina, una de las residencias de la Familia Real, es también protagonista en cualquier postal. Ubicado al lado de ‘La Seu’ y de origen romano, destaca por su arquitectura y funcionalidad. En su interior podrás admirar el patio de armas, una capilla gótica, baños árabes, etc. y disfrutarás de vistas privilegiadas a la bahía de Palma. Bajo el Palacio de la Almudaina se despliegan los Jardines de S’Hort del Rei, un regalo para los sentidos que no puedes pasar por alto. Este cuidado espacio verde, en el que las fuentes de agua son protagonistas, te invitará a tomarte un descanso.
Aunque el reloj sigue su curso, todavía te queda medio día para apreciar la riqueza de Palma. Si se te ha abierto el apetito, en el mercado de Santa Catalina, próximo a la Lonja y en el barrio homónimo, podrás hacer una picada envuelto en un ambiente cosmopolita, pero sin renunciar a la autenticidad que brindan los puestos que llevan años vendiendo pescado fresco, especias, frutas y hortalizas, etc. a sus visitantes. Además del mercado de Santa Catalina, hay otros comercios emblemáticos como Can Joan de s’Aigo, donde podrás dar un bocado a una de las ‘ensaïmadas’ más ricas de la capital.
Después del almuerzo, es probable que tengas energía para desplazarte dando un paseo hasta Es Baluard Museo de Arte Contemporáneo de Palma, situado en la plaza Porta de Santa Catalina. En su interior alberga una colección permanente de obras de artistas y movimientos que abarcan desde el s.XIX hasta la actualidad, además de exposiciones temporales. Su exterior reúne condiciones inmejorables para tomar una hermosa panorámica de la ciudad.
Si todavía quieres exprimir más el día, te sugerimos subir hasta el Castillo de Bellver antes de que se ponga el sol. Levantado con una función defensiva, se trata del único castillo gótico de planta circular del país y está considerado el balcón de Palma. El Castillo acoge el Museo de Historia de la Ciudad y conserva un patio fabuloso que se utiliza para eventos culturales.
Al caer la noche y antes de dar por concluido el día, en el Mercat 1930, en el paseo marítimo, podrás deleitarte con delicias culinarias tradicionales, pero también de lo más innovadoras. Y si te consideras un auténtico foodie, las propuestas de la estrella Michelin Adrián Quetglas, Andreu Genestra o Santi Taura, en el distrito centro, conquistarán tu paladar.
